Hace dos días que se despidió Luis Garcia Plaza como entrenador del Real Mallorca y no me he atrevido a escribir nada hasta ahora porque quería dejar pasar un tiempo.
Reconozco que soy de lagrima fácil, como muchos sabéis, y si hubiera estado en la rueda de prensa de despedida que dio el pasado miércoles no me habría cortado en dar un fuerte abrazo a Luis Garcia Plaza cuando rompió a llorar.
A veces es complicado decir “Adiós” a una persona que en poco tiempo se ha ganado tu corazón y a veces debemos de dejar reposar.
Pocos entrenadores que han sido destituidos se han ganado el cariño de la afición del Real Mallorca y aunque, pueda parecer muy injusta su destitución… quizás era la solución más adecuada dada la deriva del club. Recordemos que en el futbol los resultados mandan y a veces los sentimientos tenemos que dejarlos atrás.
No obstante, Luis García Plaza ha sido un entrenador que llegó al Mallorca en agosto de 2020 cuando el mallorquinismo aún estaba lamiéndose las heridas por la marcha de Vicente Moreno y un descenso que fue traumático.
Luis Garcia Plaza desde el primer momento supo ganarse a la afición, no lo tuvo fácil porque se venía de los años en los que Vicente Moreno había cogido al Mallorca en Segunda B para subirlo primero a Segunda y después a Primera. Lo cual hizo que el listón que le había dejado a Luis Garcia Plaza fuera muy alto y a todo ello, hay que añadir la estima de la afición por el valenciano cuya marcha aun es una herida que está lejos de cicatrizar.
El madrileño poco a poco fue sembrando el cariño de toda la afición mallorquinista con su cercanía y no dudó en defender al Mallorca cuando el entorno mediático se posicionaba en contra de los intereses del Mallorca ya fuera por las actitudes arbitrales o las críticas hacia otros equipos.
A final del curso 2020-2021, en el que el Mallorca tuvo que ir remando primero en solitario, con el estadio totalmente vacío y después poco a poco cuando los remeros iban poblando Son Moix; se fue forjando el ascenso a Primera con la plusmarca del record de puntos que valieron un ascenso a Primera División.
A todo ello, hay que añadir la integración que ha mostrado Luis Garcia Plaza con el club, aceptando comer con quizás el entrenador más querido por el mallorquinismo y que está envuelto por un aura legendaria como es Héctor Cúper. Así como capaz de recorrer la isla para conocer aquellos puntos que son importantes convirtiéndose en un mallorquín más desde Sóller, Valldemossa, Santanyí e incluso coger la bicicleta para subir hasta la cima de Na Burguesa en la barriada palmesana de Génova.
Se marcha todo un caballero del futbol, una persona que ocupa el duodécimo lugar en el numero de partidos que ha entrenado con el Mallorca justo por detrás de Luis Aragonés, pero seguramente el nombre de Luis García Plaza entra en el “Santa Santorum” de los entrenadores del Real Mallorca más queridos compartiendo honores con Héctor Cúper o el propio Luis Aragonés.
Por último, a modo personal quiero dar las gracias a Luis García Plaza por su brillante trato que tuvo conmigo, especialmente, un día que no estaba bien, que no tenía ganas de escribir nada sobre el Mallorca y eran las dos de la madrugada… me escribió el míster en Twitter para convencerme de que escribiera. Además, pocos entrenadores me han llamado con “JuanRa” y eso se agradece mucho. Aunque siempre me quedará la espina clavada de haberle podido entrevistar una vez… pero… con el tiempo quizás.
